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domingo, 5 de diciembre de 2004

Galería: Luis Alberto de Cuenca



Nacido en Madrid en 1950, es un verdadero polígrafo:


Doctor en Filología Clásica, ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides, Calímaco, Charles Nodier y Gerald de Nerval. En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario.

Como antólogo, cabe destacar su inencontrable Floresta española de varia caballería (Editora Nacional, 1975) o su Antología de la poesía latina (Alianza Editorial, 2004).

Sin embargo, es en la poesía donde consigue alcanzar sus mayores logros, pues mezcla con acierto la tradición y la vanguardia; el clasicismo y la modernidad. A través de sus poemarios, Luis Alberto de Cuenca nos ha ido entregando lo que se ha llamado una «poética transculturalista»: una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, en ocasiones desenfadada, en la que lo transcendental convive con lo cotidiano y lo libresco se engarza con lo popular.

Su obra en verso (olvidando las plaquettes, pues entonces la lista sería casi interminable) se compone de:

* Los retratos (1971), nunca más editado ni recogido en las poesías completas de los años 1990 y 1998.
* Elsinore (1972)
* Scholia (1978)
* Necrofilia (1983)
* La caja de plata (Premio de la Crítica, 1985)
* El otro sueño (1987)
* Poesía 1970-1989 (1990)
* El héroe y sus máscaras (1991)
* El hacha y la rosa (1993)
* Por fuertes y fronteras (1996)
* Los mundos y los días (1998), compendio de toda su obra hasta ese momento.
* Sin miedo ni esperanza (2002)
* De amor y de amargura (2003), recoge lo más granado de su poesía amorosa. Esta selección abarca toda la obra poética del autor: desde Los retratos, que es pieza de coleccionista, hasta Sin miedo ni esperanza, pasando por La caja de plata, que cambió el rumbo de la poesía española contemporánea. Como en otras compilaciones anteriores, la colección cuenta con la inclusión de algunos poemas inéditos.
* La vida en llamas (2006).

Propuesto recientemente -junto a Guillermo Carnero y José Terceiro- como candidato para cubrir la vacante dejada en la R. A. E. por Domingo Ynduráin, me temo que sus cargos durante los mandatos del PP (fue director de la Biblioteca Nacional y secretario de Estado de Cultura) le obstaculicen (que no impidan, como afirma el malicioso Ussía) el acceso a la Docta Casa. El día 16 del corriente saldremos de dudas.

Pulsando aquí puedes leer algunos de sus poemas.

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