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miércoles, 13 de septiembre de 2006

Versus de cuculo: a vueltas con el cuclillo carolingio

El Versus de cuculo es un poema compuesto por cuarenta y seis dísticos elegíacos, fue escrito por Alcuino de York y en él se lamenta la huida de un joven monje.

Al principio, el tema no queda claro: quae te nunc rapuit hora nefanda tuis? (verso 2), perditus est cuculus, heu, perit ecce meus (verso 5). Sin embargo, pronto veremos que esta pérda es relativa, pues el muchacho est summersus in undis, / vorticibus raptus atque necatus aquis. / Heu mihi, si cuculum Bachus dimersit in undis, / qui rapiet iuvenes vortice pestifero (versos 9-12). Es decir, ha abandonado la vida religiosa por la seglar. No olvidemos que

entre los místicos el mar simboliza el mundo y el corazón humano en cuanto sede de las pasiones. "Yo me escapé del naufragio de la vida", escribe Gregorio el Magno a propósito de su entrada en el monasterio (Morales sobre Job, Carta dedicatoria)

(Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de símbolos).

Ahora bien. ¿Estamos ante un ejercicio escolar o ante un texto con base real?

Parece que buena parte de la crítica se ha inclinado por la segunda opción e intenta averguar quién es este "cuclillo". Algunos investigadores lo identifican con un tal Dodo, a quien Alcuino de York menciona en algunas cartas; pero, claro, el problema sigue planteado pues este nombre no es real. Quien tiene más posibilidades de esconderse bajo el apelativo es Angilberto, poeta que perteneció al grupo más selecto de la Academia Palatina y que fluctuó entre la vida religiosa y la laica (de hecho tuvo dos hijos: Harnido y Nithardo, el cual hace una breve reseña biográfica de su padre en el libro IV, 5 de su Historiarum Libri IV).

Dos personajes aparecen además del "cuclillo" (puer inclite, se le llama en el verso 31): Dafnis -también presente en el Conflictus Veris et Hiemis- y Menalcas. Aunque el texto no tiene la forma de canto amebeo, hay pasajes que podrían apoyar esta lectura.

El poema, como hemos visto, se abre casi como un planto, si bien pronto nos percatamos que no se llora la muerte de nadie, sino su huida: ille recessit ovans.

Sigue una especulación sobre dónde estará: Heu mihi, si cuculum Bachus dimersit in undis; y una exhortación para que vuelva recordándole los nidos almos, los poemas, el amor que por él sienten (te Dafnis iuvenis optat habere tuus y te cupit, en, senior atque Menalca pater), sus antiguos compañeros (tondent nostri librorum prata iuvenci).

A continuación hay una invitación al llanto (versos 27 a 42) como medio de expiación.

Especialmente interesantes me parecen los versos 35 a 40 porque describen la relación que une a los tres personajes: por un lado, Menalcas (senior pater); por otro Dafnis y el "cuclillo" (denominados jóvenes y hermanos queridos y verdaderos [verso 37]); pero tres olim fuimus, iunxit quos spiritus unus (en otro tiempo fuimos tres, a los que un solo espíritu unió, verso 39).

El poema termina con una especie de envío (Carmina post illum mittamus, carmina luctus, / carmina deducunt forte, reor, cuculum) y una aceptación, resignada y hermosa, de lo decidido por el "cuclillo":

Sis semper felix utinam, quocunque recedas,
sis memor et nostri, semper ubique vale.


sábado, 9 de septiembre de 2006

Conflictus Veris et Hiemis. Un acercamiento.


El Conflictus Veris et Hiemis (texto latino y traducción al castellano aquí) es una altercatio en cincuenta y cinco hexámetros entre la Primavera y el Invierno, que tiene como testigos a una pastorum turba piorum encabezados por el joven Dafnis y el viejo Palemón, quien ejerce como árbitro.

Sobre el autor, nada sabemos (si bien es cierto que se le ha atribuido a Alcuino de York o a un monje irlandés sin determinar). Sin embargo, en un breve, pero ejundioso estudio, Carmen Castillo concluye sobre esta cuestión que:

a. Conoce un amplio repertorio de poesía latina, del que ofrece un variado muestrario en su propia obra.

b. Escribe siguiendo una orientación culta, aunque es inevitable la huella de un latín que no es ya el clásico.

c. No es un creador, sino más bien un imitador con capacidad de asociación y con una cierta torpeza escolar.

d. Conoce el mundo en el que se desenvuelve Alcuino, los temas tratados en sus poesías, e imita la forma de expresión del maestro, como un discípulo aventajado. Pero sus conocimientos no han alcanzado aún la madurez y, por lo tanto, no pudo ser Alcuino, aunque sin duda fue un hombre cercano al docto anglosajón.


Pero no es ésta la única peculiaridad del texto:

El tema central del debate es la llegada o no del cuclillo, símbolo aquí de la primavera. Ciertamente, no es el ave tradicional para este menester ya que tal papel estaba reservado al ruiseñor. Sin embargo, sí que tiene un fundamento "científico", pues al menos tres auctoritates (Aristóteles, Historia de los animales, VI, 7; Plinio, Historia natural, X, 25 y Claudio Eliano, Historia de los animales, III, 30) dicen de este ave que aparece con el principio de la primavera y desaparece cuando la constelación El Perro es visible; es decir, a mediados de julio.

Por último, destacaría que la Primavera no es vista aquí tanto como la tradicional estación del amor, cuanto la época de la renovación y, por lo tanto, del trabajo (non veniat cuculus, generat quia forte labores); mientras que el Invierno se nos presenta como pauper inopsque superbus y, sobre todo, rerum prodigus, atrox.

En fin, curiosades de las que un espíritu más perspicaz que el mío obtendría interesantes conclusiones.

viernes, 7 de enero de 2005

Galería: Pedro Zarraluki

Escucho en la radio que Pedro Zarraluki acaba de ganar el Premio Nadal con Un encargo difícil -obra que mira a la posguerra española y aborda una historia de intrigas y represalias; una especie de «thriller» social ambientado en el inimaginable mundo de una isla de Cabrera desolada y en la que sólo existe el miedo y la desconfianza- y me alegro porque es un autor que voy leyendo a salto de mata -muy a salto de mata, como podrás comprobar si sigues leyendo- desde hace algo mas de veinte años.

La primera novela suya que tuve entre mis manos fue Las fantásticas aventuras del barón Boldan (1981). A ésta siguieron La décima sinfonía (1979), Galería de enormidades (cuentos, 1983), Textos tímidos (1986), El responsable de las ranas (1990, que obtuvo los premios Ciudad de Barcelona y el de El Ojo Crítico de Radio Nacional de España) y La historia del silencio (1994, Premio Herralde de Novela).

De Zarraluki destacaría la elegancia de su prosa y, sobre todo, el humor -más o menos ácido, pero constante en toda su obra.-

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