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miércoles, 19 de junio de 2013

Piénsame el amor y te comeré el corazón


En el país de #piensamelamor, unos profes acostumbraban a celebrar la vida con palabras. Las extendían al sol, las vestían de sedas y tules e incluso les preparaban nidos para que, una vez caída la noche, pudieran descansar de su intenso oficio. Nombrar todas las cosas del mundo podía ser un trabajo agotador. Cada día era una fiesta, cada día tenía su palabra especial. 
Cuando llegó el momento de cuidar de la palabra poesía, los alumnos se encargaron de ella: la combinaron con muchas otras, en especial con el amor, y la aderezaron con unas figuras tan retóricas que no dejaron de acicalarse para la ocasión.
Las palabras volaban y vivían en los libros. Siglo a siglo, había caído sobre ellas un polvo de estrellas que las hacia mas brillantes, pero a la vez, turbaba el entendimiento con su esplendor. Tanto era así, que llegó a un punto en el que los estudiantes las veían brillar, pero no las entendían. Y ocurrió entonces que unos profes aspirantes a mago se reunieron en un lugar mágico también: Peñaranda de Bracamonte, donde muchos sueños pedagógicos van a echar la siesta.
Y fue allí, en esa conjura docente, donde los profesores imaginaron un proyecto que devolviera el brillo a las palabras para goce de sus estudiantes, el goce de pensarlas, amarlas y comérselas. El sortilegio tomó forma y durante todo un año, los estudiantes disfrutaron de aquella fiesta de la palabra, de la exaltación del amor y la poesía en el aula, del acto cabalístico de darles savia nueva hasta crear retazos de vida animada, de poemas en carne viva. Y así, jugando, nació este proyecto que ahora podréis conocer al completo:


Este es nuestro regalo, este es el regalo de nuestros estudiantes. El regalo de la palabra poética, amor y poesía en el aula.

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