Midori, la niña de las camelias
Señor astrólogo, soy una chica de doce años. Tras ser abandonada por mi padre hace tres años, viví con mi madre hasta su muerte. Después, sola y sin nada, me fui sin saber dónde ir. Engañada por las palabras seductoras del dueño de un circo ambulante, entré como saltimbanqui en la troupe. Cada día es un infierno. A veces, pienso en el suicidio. He dejado el colegio. Mis noches están llenas de infinitas angustias. Señor, ¿podría indicarme el camino que debo seguir?
Así casi comienza este bellísimo manga de Suehiro Maruo, uno de los maestros del movimiento ero guro, en el que me parece que hay dos influencias claras: la de la película La parada de los monstruos, de Tod Browning; y la de la Justine, del marqués de Sade, ya que se nos cuenta la historia de una niña inocente en un mundo de depravados.
El manga sorprende, si ya has visto algo de Maruo, por su sensibilidad; sin embargo, todo queda claro cuando sabemos que se trata de una burla al sentimentalismo japonés, según declaraciones del propio autor.
El manga sorprende, si ya has visto algo de Maruo, por su sensibilidad; sin embargo, todo queda claro cuando sabemos que se trata de una burla al sentimentalismo japonés, según declaraciones del propio autor.
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